El dolor crónico es uno de los mayores problemas de nuestra época debido, entre otros motivos, al estilo de vida. Este dolor crónico puede ser provocado por varios motivos, como por ejemplo: la artrosis, la artritis, la fibromialgia o problemas en las cervicales y/o lumbares. La mayoría de las personas han padecido o padecen algún tipo de dolor crónico a lo largo de su vida, por lo tanto, es de gran importancia tener técnicas para aliviarlo.
Este dolor es continuado, persistente, puede mantenerse durante años y se caracteriza por producir una mayor sensibilidad al dolor en la región lesionada y/o en otras partes del cuerpo. Esto significa que sentiremos dolor más fácilmente en la zona afectada y nos encontraremos más limitados en nuestro día a día debido a este dolor.
Una vez detallada la repercusión del dolor crónico, vamos a explicar cómo podemos aliviarlo. Existen múltiples herramientas que podría utilizar un profesional de la salud para mejorar un dolor de estas características como puede ser la terapia manual, electroterapia, etc…, pero en este texto, nos vamos a centrar en el uso del ejercicio.
Se ha demostrado que el ejercicio disminuye la sensibilidad al dolor mediante mecanismos internos del propio organismo. Además, esta disminución en la sensibilidad al dolor no solo se observa en la región entrenada, sino que se puede encontrar en otras partes del cuerpo. Otros de los beneficios del ejercicio son las mejoras que nos aporta a nivel de la masa muscular y ósea y capacidad cardiopulmonar. Estos parámetros son de gran importancia para tener un estado de salud óptimo y se suelen encontrar disminuidos en personas con dolor de larga duración debido a la incapacidad que les produce para realizar ejercicio.
A continuación, se resumen los mecanismos por los que el ejercicio reduce la sensibilidad al dolor:
El efecto modulador del dolor con el ejercicio puede lograrse con ejercicios aeróbico y con ejercicios contra resistencia (utilizando pesas o el propio peso corpotal). Sin embargo, el efecto es mayor cuando utilizamos ejercicios con una alta intensidad. ¿Qué se considera alta intensidad?, según estos estudios, se consideraría a partir de estos parámetros:
Esta necesidad de conseguir una alta intensidad en el ejercicio no es un problema para las personas que no padecen dolor crónico, pero en las personas con algún tipo de dolor crónico, posiblemente tengan limitaciones a la hora de conseguir la intensidad requerida para lograr este efecto. Estas limitaciones podrían ser recaídas de dolor, aparición de fatiga previa o aparición de compensaciones negativas. Las limitaciones puede deberse a que sus tejidos no se encuentren adaptados ni capacitados para soportar el estrés que conllevan el uso de altas intensidades debido a los periodos de inmovilización o de reposo al que se le suele someter a la zona afectada por el dolor.
En estos casos, se pueden conseguir los beneficios del entrenamiento de alta intensidad utilizando otras alternativas, entre ellas, el entrenamiento con restricción del flujo sanguíneo. Este tipo de entrenamiento se realiza con un manguito neumático que se coloca en la extremidad afecta para provocar una restricción del flujo sanguíneo obteniendo como resultado una hipoxia momentánea en los tejidos. Este tipo de entrenamiento ha sido muy investigado en los últimos años y se considera una herramienta segura y fiable, pero siempre se recomienda que sea administrada por un profesional que conozca su procedimiento y contraindicaciones para evitar problemas derivados de su uso.
Se ha demostrado que el entrenamiento con pesas a baja intensidad (alrededor del 20 – 30% del 1 RM) y caminar o hacer bicicleta a un ritmo suave (inferior al 40% del VO2 max.) con restricción del flujo sanguíneo, produce una disminución similar de la sensibilidad al dolor que el entrenamiento realizado a alta intensidad. Además, se consiguen mayores niveles de incremento de la masa muscular (hipertrofia) que sin la utilización de la restricción del flujo sanguíneo.
Por lo tanto, el trabajo con restricción de flujo sanguíneo nos permite mejorar el dolor, la fuerza, la masa muscular y la capacidad cardiopulmonar en personas con dolor crónico sin el riesgo de utilizar altos pesos o intensidades que podrían provocar dolor o empeorar la lesión. Además, es de vital importancia que las personas con dolor de larga duración realicen actividad física para evitar un empeoramiento de la salud y una mayor limitación.
CONCLUSIÓN: El dolor crónico presente en una articulación, musculatura o región corporal, nos va a provocar unas limitaciones en nuestras actividades diarias dando lugar a un empeoramiento de la salud. Es de gran relevancia aliviar este dolor para poder realizar estas actividades sin ningún problema y mantenernos activos para mantener nuestra salud. El entrenamiento con restricción del flujo sanguíneo sería una buena opción para comenzar a realizar ejercicio y aliviar el dolor en casos con dolor crónico para más adelante poder realizar ejercicio con mayor intensidad y de mayor variedad.
REFERENCIA: Hughes, L., & Patterson S.D., (2019). Low intensity blood flow restriction exercise: Rationale for a hypoalgesia effect. Medical hypotheses, 132,
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