Una bursa es una pequeña bolsa que se sitúa entre diferentes estructuras, normalmente entre tejido muscular/ tendinoso y hueso, protegiendo aquellas estructuras más blandas y vulnerables de las que son más sólidas y duras. La inflamación de esta bursa se denomina bursitis y suele ser causa frecuente el sobreuso de la articulación más próxima por exigencias deportivas o laborales así como por traumatismo directo sobre la mismas.
El método diagnostico por excelencia es mediante test ortopédicos y pruebas de imagen como son la ecografía o la resonancia magnética.
Los síntomas asociados son: dolor, hinchazón de la zona dolorosa, impotencia funcional dependiendo del grado de inflamación, sensibilidad a la palpación de la zona, etc.
El tratamiento ira destinado a solventar la inflamación y devolver el equilibrio a la musculatura y articulaciones perilesional afectada. Para esto disponemos de técnicas como:
Dependerá del grado de lesión, las causas que lo provocaron y del tiempo que lleve con ella el paciente, así como de la capacidad regenerativa que el paciente tenga frente a los procesos lesionales. Todo ello puede hacer que la recuperación se produzca en 2-3 semanas o tarde 1-2 meses. Aunque lo más frecuente estadísticamente hablando son 4 semanas.
La curación de una lesión o patología física corre a cargo de nuestro cuerpo, en él existen unos mecanismos automáticos que se activan cuando perdemos el normal equilibrio físico u orgánico. Estos mecanismos son complejos y dependen en gran medida del metabolismo (procesos bioquímicos, hormonales y neuronales). Si estos mecanismos funcionan al 100%, estaremos protegidos de un gran número de impactos que pueda sufrir nuestro cuerpo en los diferentes planos (físico, emocional, bioquímico y energético) pero si estos mecanismos están menguados en su función, la capacidad de recuperación y regeneración de nuestras células va a estar comprometida, pudiendo bloquear los procesos de curación ante una enfermedad o lesión de manera temporal o permanente. Esto será muy importante tenerlo en cuenta de cara al tratamiento de cualquier lesión o patología pues de no ser así, el paciente podrá realizar múltiples tratamientos físicos sobre una lesión sin obtener resultado.
La planificación de este tipo de terapias es siempre personalizada, dando prioridad en los primeros estadíos del tratamiento a reducir el dolor, la inflamación y mejorar los factores mecánicos que han causado la lesión.
Una vez se consigue una mejoría del 40-60% en la sintomatología se comienzan a aplicar protocolos de reeducación articular, tonificación y fortalecimiento muscular que permitirán no solo terminar de recuperar la lesión si no minimizar el riesgo de recidiva.
Dependerá de cada caso, si el gesto profesional o deportivo no ha intervenido en la aparición de la lesión, no habrá razón para suspenderla, pero si no es así habrá que graduar los esfuerzos.
Dependerá de cada caso, lo más frecuente es realizar de una a dos sesiones por semana.
Depende de cada caso, pero normalmente con el uso de terapias de última generación como las aplicadas en Corporis la mejoría se siente desde la primera sesión. Pudiendo ser necesarias entre 3 y 7 sesiones para su completa recuperación
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