Un esguince de tobillo es de las lesiones de miembro inferior más atendidas en clínica. Se trata de la lesión de los ligamentos que sostienen la articulación del tobillo en un movimiento brusco del pie hacia fuera o hacia dentro, provocando así una lesión por sobreestiramiento de esta estructura.
Dependiendo de la gravedad de la lesión, diferenciamos los esguinces en 3 grados:
Es una lesión leve, el ligamento sufre un sobreestiramiento que provoca microrroturas.
Es una lesión moderada, donde el ligamento sufre una rotura parcial.
Es una lesión grave, donde se produce la rotura completa del ligamento.
Dolor, hinchazón, debilidad muscular, hematoma, rigidez articular y, dificultad para caminar.
Conocer cómo se hizo la lesión y que movimientos generan dolor actualmente es indispensable para el diagnóstico. También son de gran ayuda las pruebas de imagen como la ecografía o resonancia magnética, éstas permitirán identificar la zona de lesión y cuantificar el grado de la misma.
Un esguince de tobillo es importante comenzar con su tratamiento desde los primeros días tras la torcedura. Los objetivos durante el tratamiento fisioterápico conllevan:
En todas las lesiones repetimos a los pacientes que “cuanto antes se trate más rápia será la recuperación”, pero en el caso de los esguinces esta frase cobra más sentido que nunca. La inmovilización prolongada es uno de los peores enemigos de este tipo de lesión, siendo idóneo comenzar el tratamiento físico a las 24h de la lesión.
Cabe mencionar que se trata de una lesión que a menudo pasa inadvertida por parte del paciente y no realiza tratamiento, propiciando así un aumento en la posibilidad de hacer una recidiva y tener más facilidad para volver a torcer el tobillo. Por lo que siempre se recomienda acudir a fisioterapia para recibir el tratamiento adecuado
En muchos centros sanitarios todavía plantean la recuperación de estas lesiones con férulas de inmovilización durante 10-15 días. Esta práctica ya está comprobada que lejos de ayudar perjudica y retrasa la recuperación de este tipo de lesión.
Esto se debe a que el estímulo mecánico que el movimiento del tobillo ejerce sobre la cicatrización de las fibras lesionadas es de vital importancia para una correcta configuración de las mismas, evitando así procesos de cicatrización anárquicos, fibróticos y por lo tanto caracterizados por tener grandes carencias en su elasticidad.
Dependerá de cada caso, existen esguinces que por ubicación y grado de lesión permiten ser recuperados sin guardar reposo total. Otros esguinces de mayor envergadura requerirán de un protocolo medido, en donde las primeras dos semanas el reposo relativo (ausencia de impacto, o de horas prolongadas de pie, etc.) sea vital para su correcta recuperación.
Dependerá de cada caso, pudiendo realizar sesiones diariamente o una por semana.
Desde la primera sesión se notan grandes avances.
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