¿SE PUEDE TRATAR UNA HERNIA DE DISCO CON FISIOTERAPIA?
La respuesta breve es sí. la fisioterapia es uno de los tratamientos más efectivos y no invasivos para manejar los síntomas de una hernia de disco. Este abordaje permite reducir el dolor, mejorar la funcionalidad y prevenir futuras complicaciones. Sin embargo, es importante comprender el alcance del tratamiento fisioterapéutico, las técnicas utilizadas y cómo se ajustan a las necesidades individuales de cada paciente.
¿Qué es una hernia de disco y cómo se produce?
La columna vertebral está formada por vértebras separadas por discos intervertebrales. Cada disco tiene dos componentes principales:
- Núcleo pulposo: una sustancia gelatinosa en el centro del disco que absorbe los impactos.
- Anillo fibroso: una estructura más rígida que rodea y contiene el núcleo.
Cuando el núcleo pulposo sobresale a través del anillo fibroso, ya sea por desgaste, sobrecarga o lesión, se produce una hernia de disco. Este desplazamiento puede comprimir estructuras nerviosas cercanas, causando dolor y otros síntomas.
Causas comunes de una hernia de disco
Una hernia de disco no surge de la noche a la mañana; suele ser el resultado de varios factores que combinan desgaste, malas posturas, hábitos inadecuados y, en algunos casos, accidentes. Conocer sus causas permite entender cómo prevenirla y manejarla mejor.
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Degeneración natural o envejecimiento
A medida que envejecemos, los discos intervertebrales pierden agua y elasticidad. Este proceso, conocido como degeneración discal, hace que el anillo fibroso se vuelva menos resistente y propenso a fisuras. El núcleo pulposo, al perder hidratación, pierde también su capacidad de amortiguar impactos, facilitando que sobresalga y provoque una hernia.
Factores relacionados:
- Edad avanzada, especialmente a partir de los 40 años.
- Historial familiar de enfermedades degenerativas de la columna.
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Movimientos repetitivos o incorrectos
El uso repetido de la columna en malas posturas o realizando movimientos bruscos puede sobrecargar los discos intervertebrales. Por ejemplo:
- Girar el torso repetidamente (como al practicar deportes).
- Flexionar la columna de manera incorrecta para levantar objetos.
Este tipo de sobrecarga acumulativa puede debilitar las fibras del anillo fibroso con el tiempo.
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Levantamiento de objetos pesados
Levantar cargas pesadas, especialmente si no se sigue una técnica adecuada, ejerce una presión excesiva en la columna. Cuando el esfuerzo se realiza desde la espalda en lugar de las piernas, los discos intervertebrales soportan una presión enorme, aumentando el riesgo de hernia.
Ejemplo: Trabajadores que cargan peso constantemente, como en la construcción, o deportistas de levantamiento de pesas.
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Malas posturas
Mantener posiciones incorrectas durante largos periodos, como sentarse encorvado frente a un ordenador o inclinarse hacia adelante al usar el móvil, aumenta la presión sobre los discos.
Consecuencias comunes:
- Mayor carga sobre la zona lumbar y cervical.
- Tensión acumulativa en los músculos que soportan la columna, debilitándola con el tiempo.
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Traumatismos y accidentes
Impactos fuertes, como caídas, accidentes automovilísticos o golpes deportivos, pueden generar una presión súbita que rompa el anillo fibroso, provocando una hernia.
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Sedentarismo y falta de actividad física
Un estilo de vida sedentario puede debilitar los músculos que estabilizan la columna, como el core y los paravertebrales, aumentando la carga sobre los discos intervertebrales.
Consecuencia: Mayor probabilidad de lesiones, incluso con esfuerzos mínimos.
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Sobrepeso y obesidad
El exceso de peso corporal aumenta la presión sobre los discos intervertebrales, especialmente en la región lumbar. Además, el sobrepeso suele ir acompañado de debilidad muscular, lo que empeora la situación.
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Factores ocupacionales
Profesiones que requieren:
- Estar sentado por largos periodos (choferes, oficinistas).
- Realizar movimientos repetitivos (obreros, personal de almacenes).
- Trabajo físico intenso o de carga constante.
Zonas más afectadas por la hernia de disco
El lugar donde ocurre la hernia determina los síntomas específicos que puede experimentar el paciente. Las zonas más propensas son las que soportan mayor carga o tienen más movilidad:
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Región lumbar
Localización: Entre las vértebras L4-L5 y L5-S1.
La región lumbar soporta la mayor parte del peso corporal y está implicada en casi todos los movimientos del torso, lo que la hace especialmente vulnerable.
Síntomas asociados:
- Dolor en la parte baja de la espalda, que puede irradiarse hacia una o ambas piernas (ciática).
- Debilidad muscular en los glúteos, muslos o pantorrillas.
- Dificultad para caminar o mantenerse de pie durante mucho tiempo.
- Hormigueo o entumecimiento en las extremidades inferiores.
Factores de riesgo adicionales:
- Trabajos que requieren levantar peso.
- Deportes de impacto, como el fútbol o el running.
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Región cervical
Localización: Entre las vértebras C5-C6 y C6-C7.
El cuello es la parte más móvil de la columna y está constantemente sometido a cargas al sostener la cabeza, que pesa aproximadamente 5 kg.
Síntomas asociados:
- Dolor en el cuello que puede irradiarse hacia los hombros, brazos y manos.
- Debilidad en los músculos del brazo o pérdida de fuerza en las manos.
- Dificultad para girar o inclinar la cabeza.
- Mareos o cefaleas tensionales en algunos casos.
Factores de riesgo adicionales:
- Uso excesivo de dispositivos electrónicos (posición de “cabeza adelantada”).
- Accidentes automovilísticos que provocan latigazo cervical.
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Región torácica (poco frecuente)
Localización: Parte media de la espalda (T1-T12).
Las hernias en esta zona son raras debido a la rigidez y estabilidad que proporciona la caja torácica, pero pueden ocurrir en casos de traumatismos o enfermedades degenerativas avanzadas.
Síntomas asociados:
- Dolor localizado en la espalda media.
- Posible irradiación hacia las costillas o el abdomen.
- Sensación de opresión o debilidad en los músculos del torso.
Factores de riesgo adicionales:
- Movimientos bruscos o caídas que afecten esta región.
Las causas y zonas afectadas de una hernia de disco están relacionadas con la estructura y función de la columna vertebral, así como con los hábitos y actividades del día a día. Comprender estos aspectos es clave para prevenir y abordar el problema de manera adecuada. Si experimentas síntomas compatibles con una hernia, acude a un fisioterapeuta especializado para recibir un diagnóstico y tratamiento personalizados.
Síntomas comunes de una hernia de disco
Los síntomas de una hernia de disco varían en intensidad y localización dependiendo de la región afectada (cervical, torácica o lumbar) y del grado de compresión de los nervios. En general, surgen debido a la presión ejercida por el núcleo pulposo desplazado sobre las raíces nerviosas cercanas o, en casos graves, sobre la médula espinal.
A continuación, se presentan los síntomas más frecuentes y su relación con las áreas afectadas:
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Dolor localizado
- Lumbar: Dolor en la parte baja de la espalda, generalmente más intenso al moverse, permanecer sentado por largos períodos o realizar esfuerzos como levantar peso.
- Cervical: Dolor en el cuello, que puede extenderse hacia los hombros y parte superior de la espalda.
- Torácica: Dolor en la espalda media, aunque es menos común, puede irradiarse hacia las costillas.
Características:
- Suele ser un dolor profundo y constante.
- Empeora con actividades que aumentan la presión intraabdominal, como toser, estornudar o agacharse.
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Dolor irradiado (radiculopatía)
La compresión de una raíz nerviosa puede provocar dolor que se extiende desde la zona afectada hacia otras partes del cuerpo.
- Ciática: Dolor que comienza en la parte baja de la espalda o glúteos y baja por la pierna, a menudo hasta el pie. Es característico de hernias lumbares.
- Radiculopatía cervical: Dolor que se irradia desde el cuello hacia los brazos, incluso hasta las manos y los dedos.
Características:
- El dolor suele ser agudo, tipo quemazón o punzante.
- Puede presentarse solo en un lado del cuerpo, dependiendo de qué nervio esté comprimido.
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Entumecimiento o parestesia (hormigueo)
La compresión nerviosa también puede causar alteraciones sensitivas en las zonas inervadas por el nervio afectado.
- Lumbar: Hormigueo o entumecimiento en glúteos, muslos, pantorrillas y pies.
- Cervical: Sensación de hormigueo en los hombros, brazos, manos y dedos.
Características:
- Pueden ser intermitentes o continuos.
- A menudo se acompañan de sensación de debilidad muscular en las mismas áreas.
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Debilidad muscular
Cuando la compresión nerviosa afecta las señales motoras, los músculos que dependen del nervio pueden debilitarse.
- Hernia lumbar: Dificultad para caminar o subir escaleras debido a debilidad en los músculos de las piernas y pies (por ejemplo, el pie caído).
- Hernia cervical: Disminución de la fuerza en los músculos del brazo, manos o dedos, lo que puede dificultar tareas como levantar objetos o escribir.
Características:
- Suele ser progresiva si no se trata la causa.
- Puede limitar significativamente las actividades diarias.
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Pérdida de reflejos
La compresión prolongada puede interferir en la capacidad de los nervios para transmitir señales reflejas, como el reflejo rotuliano o el reflejo bicipital.
Consecuencias:
- Reducción o ausencia de ciertos reflejos en el examen físico neurológico.
- Indicativo de un daño neurológico más avanzado.
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Dificultad para realizar movimientos específicos
- Zona lumbar: Dolor o rigidez al inclinarse hacia adelante, girar la cintura o al intentar ponerse de pie después de estar sentado.
- Zona cervical: Restricción en la movilidad del cuello, como girar la cabeza o mirar hacia arriba.
Características:
- Estos movimientos suelen intensificar el dolor y la rigidez.
- Pueden estar acompañados de espasmos musculares.
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Cambios posturales
El dolor puede llevar al paciente a adoptar posturas compensatorias para reducir la presión sobre el nervio afectado.
- Ejemplo: Inclinarse hacia un lado o flexionar ligeramente el tronco hacia adelante para aliviar la ciática.
Consecuencias:
- Estas posturas pueden agravar el problema a largo plazo, causando tensión adicional en otras estructuras musculares y articulares.
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Síntomas severos o de alerta (en casos graves)
En situaciones más avanzadas, como cuando hay compresión severa de la médula espinal o el síndrome de cauda equina, pueden presentarse:
- Pérdida del control de esfínteres (incontinencia urinaria o fecal).
- Entumecimiento en la zona del perineo o «anestesia en silla de montar».
- Parálisis parcial o total en extremidades inferiores.
Importante: Estos síntomas constituyen una emergencia médica y requieren atención inmediata.
La variedad de síntomas asociados a una hernia de disco subraya la importancia de un diagnóstico adecuado. Si se identifican a tiempo, muchos de estos síntomas pueden ser controlados o eliminados mediante fisioterapia y otras estrategias de tratamiento no invasivas. Ante cualquier sospecha de hernia de disco, consulta a un profesional para evitar complicaciones mayores.
¿Cómo puede ayudar la fisioterapia en el tratamiento de una hernia de disco?
La fisioterapia desempeña un papel fundamental en el manejo de las hernias de disco, especialmente en etapas donde el tratamiento conservador es la opción más viable. Este enfoque tiene como objetivo reducir el dolor, mejorar la movilidad, fortalecer la musculatura de soporte y prevenir recaídas o complicaciones futuras.
A continuación, os contamos los beneficios específicos de la fisioterapia y las técnicas que pueden emplearse:
- Reducción del dolor y la inflamación
Mediante técnicas específicas, como el control postural y las terapias físicas, se puede aliviar la presión sobre los nervios comprimidos, reduciendo la inflamación y el dolor asociado. - Mejora de la funcionalidad
La fisioterapia ayuda a restablecer la movilidad y fuerza necesarias para las actividades diarias, disminuyendo las limitaciones que impone la hernia de disco. - Fortalecimiento muscular
Al trabajar los músculos estabilizadores de la columna (core) y los grupos musculares circundantes, se logra una mejor distribución de las cargas en la columna vertebral, aliviando el estrés sobre los discos intervertebrales. - Prevención de recaídas
La educación en ergonomía, posturas correctas y ejercicios específicos ayuda a minimizar los riesgos de nuevas lesiones o exacerbaciones. - Evitar la cirugía
En la mayoría de los casos, un tratamiento fisioterapéutico adecuado permite controlar los síntomas sin necesidad de procedimientos quirúrgicos.
Técnicas y terapias utilizadas en fisioterapia para hernias de disco
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Terapia manual
La terapia manual consiste en manipulaciones realizadas por el fisioterapeuta para aliviar el dolor, reducir la tensión muscular y mejorar la movilidad.
- Movilizaciones articulares: Técnicas suaves para liberar bloqueos articulares, restablecer el movimiento normal y disminuir la compresión sobre los nervios.
- Masoterapia: Masajes terapéuticos para relajar músculos tensos y reducir la inflamación en la zona afectada.
- Tracción manual: Utilizada en casos de compresión lumbar o cervical para liberar presión sobre el disco herniado.
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Ejercicio terapéutico
Los ejercicios son esenciales para fortalecer los músculos estabilizadores de la columna y mejorar la flexibilidad.
- Fortalecimiento del core: Ejercicios que trabajan la musculatura abdominal profunda, como planchas, puentes o ejercicios con fitball.
- Estiramientos: Enfocados en los músculos isquiotibiales, glúteos y paravertebrales para aliviar tensiones.
- Ejercicios de control postural: Ayudan a reeducar la postura para disminuir la carga sobre la columna.
- Movilización neural: Ejercicios suaves que favorecen el deslizamiento de los nervios atrapados.
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Técnicas de electroterapia
Utilizan corrientes eléctricas para aliviar el dolor, disminuir la inflamación y promover la regeneración tisular.
- TENS (Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea): Bloquea la transmisión del dolor al cerebro.
- Electroestimulación muscular: Ayuda a recuperar fuerza en los músculos debilitados.
- Neuromodulación: Utilización de microcorrientes para reducir la excitabilidad de los nervios comprimidos.
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Terapias avanzadas y tecnología de punta
Corporis Fisioterapia, por ejemplo, ofrece tratamientos avanzados que complementan las técnicas tradicionales:
- NESA®: Microcorrientes de neuromodulación no invasiva para reducir el dolor y mejorar la función nerviosa.
- Terapia Superinductiva (SIS): Alta energía para aliviar el dolor y mejorar la regeneración muscular.
- Ondas de choque: Ayudan a romper adherencias y estimular la curación en casos crónicos.
- Radiofrecuencia profunda (diatermia): Reduce la inflamación y mejora la circulación sanguínea en los tejidos afectados.
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Hidroterapia
El uso de ejercicios en agua facilita la movilización de la columna con menor carga, gracias a la flotabilidad, reduciendo el impacto en los discos intervertebrales.
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Educación postural y ergonomía
El fisioterapeuta enseña al paciente cómo:
- Adoptar posturas correctas al sentarse, levantarse y dormir.
- Realizar movimientos cotidianos sin dañar la columna.
- Elegir sillas y accesorios ergonómicos en el trabajo y el hogar.
La liberación miofascial consiste en técnicas que relajan las capas profundas del tejido conectivo, aliviando tensiones relacionadas con la compresión nerviosa.
La aplicación de cintas adhesivas elásticas ayuda a estabilizar la columna, reducir la inflamación y promover una postura adecuada sin restringir la movilidad.
¿Cómo se elige el tratamiento adecuado para una hernia de disco?
Elegir el tratamiento fisioterapéutico correcto para una hernia de disco requiere una evaluación detallada y personalizada por parte de un fisioterapeuta especializado. Esta decisión no solo se basa en los síntomas actuales del paciente, sino también en factores como su estado físico general, la gravedad de la hernia y sus objetivos personales de recuperación.
Factores clave para seleccionar el tratamiento
El tratamiento de una hernia de disco debe adaptarse a las características únicas de cada paciente. Una evaluación detallada y un enfoque personalizado permiten abordar tanto los síntomas inmediatos como las causas subyacentes, logrando una recuperación efectiva y duradera. Si sospechas que tienes una hernia de disco, consúltanos para recibir el tratamiento más adecuado a tus necesidades.
- Evaluación clínica inicial
El fisioterapeuta llevará a cabo una historia clínica completa y un examen físico detallado para determinar la naturaleza y el impacto de la hernia. Este proceso incluye:
- Entrevista detallada: Recopilación de información sobre el inicio, duración y características de los síntomas (dolor, hormigueo, debilidad).
- Evaluación postural: Identificación de posibles desequilibrios o posturas incorrectas que puedan agravar la hernia.
- Pruebas funcionales: Valoración de la movilidad articular, fuerza muscular y capacidad funcional del paciente.
- Pruebas neurológicas: Comprobación de reflejos, sensibilidad y signos de compresión nerviosa.
- Diagnóstico por imágenes
Aunque no siempre es imprescindible, las pruebas de imagen (como resonancia magnética o tomografía computarizada) pueden ser útiles para:
- Confirmar la localización y gravedad de la hernia.
- Identificar posibles complicaciones, como estenosis espinal o fragmentos del disco desplazados.
Criterios para determinar el enfoque terapéutico
- Localización de la hernia
La región afectada de la columna vertebral (cervical, torácica o lumbar) influye en el tipo de tratamiento. Por ejemplo:
- Hernia lumbar: Se priorizan ejercicios de fortalecimiento del core y tracción lumbar.
- Hernia cervical: Movilizaciones suaves y tracción cervical son más comunes.
- Gravedad de los síntomas
Los tratamientos varían según la intensidad del dolor y las limitaciones funcionales:
- Casos leves: Enfoque en ejercicios, técnicas posturales y educación.
- Casos moderados: Terapias manuales, electroterapia y fortalecimiento muscular.
- Casos severos: Métodos avanzados como la neuromodulación o radiofrecuencia, junto con manejo interdisciplinario.
- Estado general del paciente
El plan debe adaptarse al nivel de actividad física, edad y enfermedades preexistentes del paciente:
- Pacientes jóvenes y activos: Enfoque en ejercicios dinámicos y readaptación funcional.
- Personas mayores o con enfermedades degenerativas: Terapias menos intensas y ejercicios de bajo impacto.
- Tiempo de evolución de la hernia
- Aguda (menos de 6 semanas): El tratamiento se centra en aliviar el dolor y reducir la inflamación mediante técnicas suaves como TENS o movilizaciones.
- Crónica (más de 3 meses): Se prioriza la recuperación funcional y la prevención de recaídas con programas de fortalecimiento y reeducación postural.
- Objetivos específicos del paciente
El tratamiento se personaliza según las metas del paciente:
- Alivio del dolor.
- Recuperación de la movilidad para actividades diarias.
- Retorno a deportes o actividades laborales específicas.
Fases del tratamiento fisioterapéutico
- Fase de alivio del dolor
- Objetivo: Reducir el dolor y la inflamación inicial.
- Métodos: Terapia manual, TENS, frío/calor y tracción.
- Fase de restauración funcional
- Objetivo: Mejorar la movilidad y fuerza muscular.
- Métodos: Ejercicios terapéuticos, estiramientos específicos y movilización neural.
- Fase de prevención y mantenimiento
- Objetivo: Evitar recaídas y mejorar la calidad de vida a largo plazo.
- Métodos: Programas de fortalecimiento, ergonomía y educación postural.
En conclusión: La fisioterapia es una herramienta eficaz para tratar la hernia de disco, especialmente cuando se aborda de manera integral y personalizada. Sin embargo, el éxito del tratamiento depende de la implicación del paciente, el seguimiento de las recomendaciones y un enfoque multidisciplinar cuando sea necesario.
Si sufres una hernia de disco, consúltanos. Realizaremos una evaluación inicial para proponerte el tratamiento que mejor se ajuste a tus necesidades. En Corporis Fisioterapia Marbella, contamos con técnicas avanzadas y un equipo profesional para ayudarte en cada paso de tu recuperación.